Si no soy agua para tu boca
Si no soy agua para tu boca,
liquido en ti disuelto entrañadamente,
si ya fui expulsado de tu lado,
déjame correr por las peñas
arroyo abajo de la vida.
Yo hallaré donde remansarme,
y acaso, empozado,
encuentre la belleza
con las enredaderas azules
hacia mas alto,
y venga a beber a mi un pájaro,
que con su vuelo solitario,
alce la llama mística
y destruya la cárcel que me procuras.
Déjame las figuras rojas
de las pupilas animales
cerradas hacia y por adentro,
profundidad del ser en que se pudre
el sema seminal de la angostura,
cáliz santificado de mi deseo,
azul espíritu que aspira a mas alto.
En el agua detenida hallo el fondo,
la profunda misericordia
para el que vive sin su nombre,
y desde allí asciende cuanto puede
a la luz mortecina de la tarde.
Ya no soy agua que penetre
en el alma de tu alma.
Déjame que sea el agua y la ceniza
de aquel fuego -implacable verdad-,
donde estallidos nocturnos
amenazaron
la nueva creación del mundo.
Déjame que levante un circular santuario
al amor que te tuve.