SENTIRES

¡Oh, sentires que huís,
arrastrados con las aguas
río abajo, hacia donde fulge la luz del sol naciente,
hacia donde se despereza el sueño
del despertar de la bienamada!

¡Oh, sentires yertos
sobre la pastura escarchada de mis noches!
¡Despertad de vuestras aflicciones y agujas,
corred por los arenales hacia el mar undoso!
¡Mirad, que lloran, esquivos, los candores
provocados por los ojos
que ya no miran, huidizos,
mis tristezas y mis quejas!

¡Levantaos, y al alba saludad,
sin duelo y sin lampión nocturno,
para que resplandezca el día,
se ensanche el corazón
y se renueven las emociones del renacido
con lagrimas claras!

¡Saludad sentires,
para que el recuerdo se borre,
y fulminada sea su gloria,
y podáis gozar del hallazgo milagroso
que da la conciencia de las plantas y los pájaros!

¡Queme la piel de hielo
que lacera la veste de la sangre,
el orto encendido,
para ensordecer el clamor primero
de un tiempo que rueda en los crisoles
de la media noche flameante del espíritu!