CARTA PARA EL RECUERDO
Mi amante, mi amigo, mi compañero, hoy rebasas esa invisible y quimérica línea que dicen marca el ecuador de la vida, y me gustaría tener el talento preciso para escribirte el poema de amor que deseo, pero me falta el don necesario para que a diferencia de Neruda mi poema de amor no se convierta en una “canción desesperada”.
No puedo ofrecerte mucho, desde las cenizas de mi mundo en ruinas, pero con tus alas me convertiré en el ave fénix, y cuando el vacío le empuje al abismo de la nada, podrás buscar en tus ojos los míos y penetrar en sus profundas aguas, donde siempre encontrarás el faro que te guíe a tierra firme, el pájaro que te arrulle con su trino, y la sombra que te cobije.
Dentro de ellos siempre habrá para ti, fuentes, pámpanos y uvas, y un ruiseñor que con su canto meza dulcemente tus sueños. TE QUIERO.
Antonia
Almería, 6/6/06