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Cuando pase el tiempo
y tu recuerdo sea una rosa blanca
en medio de la negra espesura,
cuando vea tus ojos verdes
al fondo del túnel calcinado de los míos,
entonces los cerraré, hondamente,
hasta sentir como se clavan las raíces
en el corazón de la tierra,
y manan profundos ríos
anegando rostro, manos,.. las venas
en que vivían mis dolores, ..las congojas,
..las feas cicatrices.
Se habrá acabado nuestro tiempo,
más brotará con ímpetu
el deseo de alcanzar tus manos,
de regresarte a mi lado,
de mirarte cerca, de quedarme fijo en tu mirada.
El tiempo lo habrá roto todo,
pero florecerá para ti y para mí,
para nuestro recuerdo juntos,
la humilde violeta en el paraje yermo;
se oirá diáfano el zureo de la paloma
en memoria de nuestro ultimo paseo
por los naranjos de la tarde.
Mis manos se cerraran y se abrirán
en un aleteo de nervios y anhelos
intentando asir la lluvia que caiga sobre la tierra y las plantas,
ansiando que no se deshaga el abrazo
que nos unió tantas veces.
Cualquiera podría ver en ese momento
que llueve fuera y dentro de mis ojos.
Cuando pase el tiempo
y tu recuerdo sea una rosa blanca
en medio de la negra espesura,
cuando vea tus ojos verdes
al fondo del túnel calcinado de los míos,
entonces los cerraré, hondamente,
hasta sentir como se clavan las raíces
en el corazón de la tierra,
y manan profundos ríos
anegando rostro, manos,.. las venas
en que vivían mis dolores, ..las congojas,
..las feas cicatrices.
Se habrá acabado nuestro tiempo,
más brotará con ímpetu
el deseo de alcanzar tus manos,
de regresarte a mi lado,
de mirarte cerca, de quedarme fijo en tu mirada.
El tiempo lo habrá roto todo,
pero florecerá para ti y para mí,
para nuestro recuerdo juntos,
la humilde violeta en el paraje yermo;
se oirá diáfano el zureo de la paloma
en memoria de nuestro ultimo paseo
por los naranjos de la tarde.
Mis manos se cerraran y se abrirán
en un aleteo de nervios y anhelos
intentando asir la lluvia que caiga sobre la tierra y las plantas,
ansiando que no se deshaga el abrazo
que nos unió tantas veces.
Cualquiera podría ver en ese momento
que llueve fuera y dentro de mis ojos.
Siempre que en verdad se amó, queda el recuerdo en el alma, y éste escapa, de vez en cuando, para llovernos melancolía.
ResponderEliminarMagnifico poema
Abrazos
Belo teu poema, adorei ler-te.
ResponderEliminarBeijinhos
Sonhadora
La fuerza evocadora de tus versos, arrastra una vez más como las amapolas y persuade como el reloj. Mil besos.
ResponderEliminarEl 'último paseo por los naranjos de la tarde' acrecentará la cercanía...
ResponderEliminarMi afecto:
Elsa.
"Cualquiera podría ver en ese momento
ResponderEliminarque llueve fuera y dentro de mis ojos."
Perfecto, amigo mío, la melancolía te acecha desde todos los puntos cardinales; la evocan tus palabras, la nostalgia de tus labios.
Un abrazo, un beso, Caballero
Ío
incantevole...
ResponderEliminarTriniReina
ResponderEliminarQuizás porque el amor es lo mejor de uno mismo, perderlo nos arroja a los brazos de la añoranza.
Celebro que te guste. Un acicate más para seguir en esto de la poesía.
Abrazos
Sonhadora
ResponderEliminarObligado te quedo, amiga. Me encanta que te haya gustado este poema.
Besos
Eli
ResponderEliminarGracias, Eli, por estas tus palabras. Bálsamo son para el alma.
Un beso, con afecto.
Elsa Tenca Mariani
ResponderEliminarCuanto tiempo, querida amiga. Vuelvo a pasear por los naranjos. A todos os siento cerca. Gracias doy por ello.
Todo mi afecto.
Ío
ResponderEliminarLa melancolía siempre va conmigo, es una amiga ya conocida.
Besos, Mi Señora.
Donatella
ResponderEliminarGracias, amiga de tan hermoso nombre. Bienvenida seas a esta tu casa.
Un beso.