El baúl
Una gran lluvia gris
cae en la tarde.
Sobre la hojarasca,
lentamente,
constante.
No cesa.
En este ojeroso mes;
en este día
de invernal platino
y llovizna,
parecido a una red
de cristales fríos
y cielo desvanecido.
Aquí
se precipita
devastando
la desdibujada arboleda.
Es,
en
su desmayo,
un clamor poderoso.
De parte a parte,
dos olas en encuentro.
Desde las latitudes de Alborán
cruzó todo el mar
hasta rendirse
sobre el Andarax.
¿Por qué?
¿Qué viento,
desde que cintra,
te dejo caer sobre esta tierra?
¿O fue tu meta
yacer sobre estos parajes,
en estas umbrías huertas?
Nadie podrá saberlo, jamás.
La lluvia,
en este ancho palpitar,
no tiene recipiente
donde verterse;
ni el victorioso vuelo
de las nubes
ha encontrado
otro lugar
sino este día,
esta hora,
este espacio,
esta soledad triste:
la mía.
Pero nada importa;
resguardado,
me queda
la ociosa tarea, al menos:
aplicaré decapante
al baúl viejo,
hasta que asomen,
esplendidos,
la madera y el acero.
Hoy,
solo cabrá
la nostalgia de la lluvia
que, lenta, cae.
Más algo
-no sé si duende-
me susurra con jocosa sonrisa:
¡si te pones tonto,
esta noche
duermes en el baúl!
Una gran lluvia gris
cae en la tarde.
Sobre la hojarasca,
lentamente,
constante.
No cesa.
En este ojeroso mes;
en este día
de invernal platino
y llovizna,
parecido a una red
de cristales fríos
y cielo desvanecido.
Aquí
se precipita
devastando
la desdibujada arboleda.
Es,
en
su desmayo,
un clamor poderoso.
De parte a parte,
dos olas en encuentro.
Desde las latitudes de Alborán
cruzó todo el mar
hasta rendirse
sobre el Andarax.
¿Por qué?
¿Qué viento,
desde que cintra,
te dejo caer sobre esta tierra?
¿O fue tu meta
yacer sobre estos parajes,
en estas umbrías huertas?
Nadie podrá saberlo, jamás.
La lluvia,
en este ancho palpitar,
no tiene recipiente
donde verterse;
ni el victorioso vuelo
de las nubes
ha encontrado
otro lugar
sino este día,
esta hora,
este espacio,
esta soledad triste:
la mía.
Pero nada importa;
resguardado,
me queda
la ociosa tarea, al menos:
aplicaré decapante
al baúl viejo,
hasta que asomen,
esplendidos,
la madera y el acero.
Hoy,
solo cabrá
la nostalgia de la lluvia
que, lenta, cae.
Más algo
-no sé si duende-
me susurra con jocosa sonrisa:
¡si te pones tonto,
esta noche
duermes en el baúl!
Cambias el ritmo de tus versos. En el baul la música es más ligera, van entrando recuerdos, sentimientos y esa lluvia certera que todo lo preside. Me deja buen sabor de boca (a pesar de esa amenaza final!!)
ResponderEliminarUn beso
¡Qué alegría pasar por estos lares!
ResponderEliminarSiempre es bueno respirar otros aires para disfrutar de la palabra.
Ha sido un placer el leerte. Volveremos.
Pocas cosas como la lluvia, para exaltar nuestro yo poético. Que llueva, que lluevan versos
ResponderEliminarSaludos
Y que una tromba de agua fresca nos inunde y arrastre las melancolías.
ResponderEliminarEspero que no duermas en el baúl ;)
Besos, Perfecto.
Poema vertical, evocando la lluvia que cae hasta la nostalgia. Muy adecuada la estructura.
ResponderEliminarEnhorabuena, Perfecto.
Salud.
ver llover y hacerse uno con ella es humedecer la palabra y la arcilla creada
ResponderEliminarFELICITACIONES!!!
hermoso hermoso canto Perfecto
besitos de luz
Hermoso poema. No sé cómo has llegado a mi blog, pero te devuelvo la visita, y me gusta este blog lleno de vida y poesía. Saludos!!!
ResponderEliminarLa lluvia y el Otoño perfecto matrimonio para el alma del poeta. Musa imperecedera.
ResponderEliminarQué sigan lloviendo poemas tan hermosos.
Un abrazo.
PS: La música una delicia.
la lluvia lago perfecto, agua que trae vida
ResponderEliminarme gsuto tu poema
saludos
____gamiel____
No sé que tendrá la lluvia que nos hace ser introspectivos.
ResponderEliminarDisfrute mucho la lectura, la cadencia, la melancolía que cada verso dejaba a ritmo de gotas. Me gusta ver como la sensibilidad puede aflorar en las palabras.
Un placer conocer tu sitio. Gracias por tu visita y comentarios, puedes tomar las fotos que quieras de ambos blogs, faltaría más. :-)
Te pongo "un lazo" desde Tierra de lo árboles para estar pendiente de tus actualizaciones.
Un abrazo.
E. Martí
ResponderEliminarAmiga Esmeralda, siempre espero tu mirada atenta por mis palabras. He preferido este ritmo, mas cadencioso y cercano a tema. La verdad es que un día de lluvia llama a la tristeza, pero una broma a tiempo, aunque sea de uno a si mismo, puede salvar a tiempo.
Besos.
Gladys Acha y Sergio Soler
ResponderEliminar¡ alegría la mía, de ver vuestro paso!
Ya sabéis que esta casa siempre estará abierta para vosotros.
Un abrazo.
TriniReina
ResponderEliminarDesde que Don Antonio pronunciara sus famosos versos sobre la “lluvia tras los cristales..” la lluvia ya es un suceso recurrente para toda una generación. Digo como tú: Que llueva, que lluevan versos
Saludos
Eva Zarzamora
ResponderEliminarNo veas, como cayó el agua. Y para tu tranquilidad te diré que no, no dormí en el baúl. Aunque no hubiese estado mal haberlo probado, después de lo bien que me quedó.
Besos, amigica.
Julio
ResponderEliminarSiempre me han gustado mucho este tipo de poemas verticales. Lo de verticalidad siempre me trae a la mente cierta vez que dirigiéndome a una amiga, dije: ¡Viva la verticalidad policromática!. La tal amiga iba vestida con un traje chaqueta de rayas de varios colores. Ello se ha convertido entre los amigos en una broma recurrente.
Un honor, Julio, recibir tu visita y tu comentario.
Un abrazo.
elisa...lichazul
ResponderEliminarsiempre me sorprendes: estas palabras tuyas, siempre tienen el don de traer aire dulce y nuevo.
Besicos a raudales.
Dolo
ResponderEliminarGracias, Dolo. Me alegra que te guste el poema.
He llegado a ti, pues a través de otro amigo. No me preguntes de quien, porque eso es casi imposible. Pero algo he visto en tus espacios que me ha cautivado. Y si que volveré a leerte y a ver tus imágenes.
Un abrazo.
Lucía
ResponderEliminarGracias, Lucia, por esta visita y por tu hermoso comentario. Espero verte por este ciberespacio que nos permite este conocimiento tan cercano y tan cómodo.
Besos.
Gamiel Carrion
ResponderEliminarHola, Gamiel. Bienvenido a esta tu casa. Me alegra que te guste el poema.
Un abrazo.
Goathemala
ResponderEliminarSiempre la lluvia ha sido para el hombre motivo de muchas impresiones, máxime, cuando como aquí en esta tierra, llueve como una cosa excepcional.
Encantado de tu visita, yo también he encontrado en tus paginas motivo para enlazar contigo. Nos veremos en el futuro. Y gracias por dejarme utilizar algunas de tus fotos.
Un abrazo.