Entre las últimas hojas de los árboles,
Aún respetadas por el invierno,
Cuelgo mis cavilaciones,
Y aun cuando los pies no se alzan de las baldosas
Mi vista vuela y te busca en la ciudad.
¡Ven a mi -dice mi corazón-,
Acompáñame en mi soledad urbana,
Llámame e invítame a tomar un café,
Cuéntame tus últimos proyectos,
Recíbeme en tus poemas,
Ábreme el alma y acúname
Como al niño triste que soy!.
Ya la amarga acidez de mi boca
Se llena de callejones y de aceras
Y el profundo desconsuelo con que vivo
No se contenta con pensarte.
¡Recíbeme y se feliz con la ultima felicidad que me quede!.
Me agrada que hayan retomado el vuelo tus versos.
ResponderEliminarEntre nostalgia y un brillo de esperanza intentas nombrarla para evadir la soledad y la tristeza.
Qué fuertes versos:
"Ya la amarga acidez de mi boca
Se llena de callejones y de aceras
Y el profundo desconsuelo con que vivo
No se contenta con pensarte."
Y qué intenso proyectas tu sentir.
Mis respetos y cariño.
Siempre hay esperanza en el amor, en el amor mio que ha de amarme. No siempre es asi. No basta con amar, si quien ha de corresponderte no encuentra el camino hacia tí, y se aleja por incomprensión, por.... Siempre por algún por..
ResponderEliminarNo espero ser comprendido, pero siempre persistiré en lo que siento, y mas allá de todo, seguiré amando. ¿Soy bastante confuso, verdad?
Pero que le vamos a hacer. Quizás, amando, hagamos que todo sea amor, amor hasta el hartazgo.
Un cariñoso abrazo.